COLECCIÓN

Planta viva

En las colecciones de planta viva, el área visitable por el público, las plantas se encuentran distribuidas en grupos ecológicos simulando el hábitat natural donde viven las especies. Estas colecciones se pueden dividir en dos grandes grupos:

  • Flora silvestre, donde se incluyen las floras baleárica, macaronésica y de otras islas del Mediterráneo o de sus áreas continentales de influencia
  • Flora relacionada con la actividad humana, que contiene una colección de plantas ornamentales para jardines mediterráneos, plantas medicinales y una reserva genética de variedades tradicionales de frutales y hortalizas de las Baleares.

Con esta colección se ha creado un espacio de diversidad en el cual encontramos más de 642 taxones de la flora balear, 167 taxones de flora de otras islas mediterráneas, 174 taxones de la flora canaria, 218 taxones de flora medicinal y más de 137 variedades de frutales.

Refugi de la Flora dels Torrents

Refugi de la Flora dels Torrents

Flora de Litoral rocós

Flora de Litoral rocós

Col·leccions de reserva

Col·leccions de reserva

Flora d'alzinar

Flora d'alzinar

Flora de muntanya

Flora de muntanya

Flora d'aigua dolça

Flora d'aigua dolça

Flora canària

Flora canària

Flora d'altres illes

Flora d'altres illes

Flora d'altres illes

Flora d'altres illes

Zona ornamental

Zona ornamental

Flora medicinal

Flora medicinal

Fruites i hortalisses

Fruites i hortalisses

Fruites i hortalisses

Fruites i hortalisses

Plano del Jardín

1. Flora Balear

  • Refugio de la Flora de los Torrentes
  • Flora del Litoral rocoso
  • Colecciones de reserva
  • Flora de encinar
  • Flora de montaña, rupícolas, retóñales y tomillares
  • Flora de agua dulce, litoral arenoso y helechos

2. Flora de las Islas Canarias

3. Flora de otras islas mediterráneas

4. Colección de plantas ornamentales para jardines mediterráneos

5. Flora medicinal

6. Reserva genética de frutales y hortalizas de variedades locales

Flora Balear

El Jardín Botánico alberga diversos bancales, cada uno diseñado para recrear los diferentes hábitats de la flora balear. Estas terrazas vegetales ofrecen un recorrido por los ambientes naturales más característicos de las Islas, des de zonas húmedas hasta costeras rocosas y montañas.

Refugio de la Flora de los Torrentes

Este es uno de los bancales más sombríos del Jardín, cosa que lo hace ideal para especies que crecen en lechos y desembocaduras de torrentes o en zonas sombrías de montaña. Las especies aquí se han adaptado al frescor que se mantiene incluso durante los meses más calurosos del verano mediterráneo.

Entre las plantas destacadas encontramos el saucegatillo (Vitex agnus-castus), que se puede encontrar en los torrentes de la Sierra de Tramuntana y de las sierras de Levante en Mallorca o en las costas de Menorca, así como la adelfa (Nerium oleabder), que en las Baleares solo se encentra de forma natural en el torrente de Santa Eulària, en Ibiza. También hay otras especies emblemáticas como el mirto (Myrtys communis) y el espino albar (Crataegus monogyna), que a menudo forman cercas vivas en los márgenes de los torrentes.

Pese a que las Baleares no tienen verdaderos bosques de ribera, algunas especies de árboles se adaptan buscando el agua subterraena. Entre ellas se encuentran el chopo (Populus alba), el fresno (Frazinus angustifolia) y el olmo (Ulmus minor), que pese a ser posiblemente introducidas por el hombre, forman comunidades bien adaptadas.

Flora de Litoral rocoso

Las especies del litoral rocoso han desarrollado adaptaciones incas para sobrevivir en hábitats expuestos a la sal marina y al viento. En la franja más cercana al mar, la sal transportada por el viento crea condiciones extremas para las plantas. Aquí, encontramos especies como el hinojo marino (Crithmum maritimum), los limonios (Limonium sp.), abrojos como Launaea cervicornis o la margarita de mar (Senecio varicosus).

En zonas más batidas por el viento, pero con menos influencia de la sal, se pueden encontrar comunidades de cojinetes espinosos como Lotus fulgurants, Anthyllis hystrix, y Femeniasia baleàrica. Estas plantas reducen la superficie de exposición al viento para evitar la pérdida de agua y se protegen de los herbívoros gracias a su espinescencia.

MARJADA 3

En breve.

Flora de encinar

A principios del siglo XX, cuando se construyó el edificio modernista que hoy acoge el Museo de Ciencias, se plantaron diversos arboles emblemáticos. Dos de estos árboles aún se encuentran en el bancal y son testimonios de la antigua finca de Ca’n Prohom.

El más destacado es el magnolio (Magnolia grandiflora), una especie originaria del sudeste de los Estados Unidos. La variedad presente en el Jardín es el cultivar ‘Galissonnière’ conocido por su resistencia al frio y el color ferruginoso de sus hojas. También está el árbol de Júpiter (Lagerstroemia indica) originario de China, el cual florece en verano y se caracteriza por su corteza lisa.

Las cuatro encinas presentes en este bancal son una muestra de los diferentes fenotipos baleáricos de la especie (Quecus ilex) que forma el típico paisaje de nuestros encinares.

Flora de montaña, rupícolas, retóñales y tomillares

Este bancal, antiguamente destinado al cultivo de manzanos, fue la primera que permitió el diseño de volúmenes y estructuras elevadas características del Jardín Botánico de Sóller. Este diseño crea microhábitats específicos que permiten recrear las condiciones naturales de diversas especies. Las estructuras de márgenes y rocallas, con diferentes orientaciones y sustratos, facilitan la creación de espacios de sol, sombra, sequía y humedad, adatados a las necesidades ecológicas de cada planta.

 En este bancal, se puede encontrar una gran variedad de flora típica de las maquias, como el acebuche, el lentisco, o el palmito (Chamaerops humilis), así como la flora de las garrigas y cárcavas, donde destaca el romero, la estepa blenera o el carrizo. Además, se encuentra una interesante representación de la flora de montaña, con especies como Astragalus balearicus y teucrium balearicum, así como zonas con retoñales y tomillares, que representan un rica vegetación helifila, con plantas aromáticas como el timo, la lavanda, o las retamas. Finalmente, las especies rupículas, adaptadas a crecer en las grietas de las rocas, como Brassica balearica, Hippocrepus balearica y Helichrysum ambiguum (a la web ambiguumno está escrit en cursiva), encuentran en este bancal un lugar ideal para prosperar.

Flora de agua dulce, litoral arenso y helechos

En las Baleares las zonas húmedas de agua dulce son hábitats muy puntuales. Cuando el agua permanece embalsada, aparecen comunidades como la lenteja de agua (Lemna minor), y donde hay una corriente de agua considerable, se pueden encontrar especies como la espadaña (Typha angustifolia), el lirio amarillo (Iris pseudacorus), Cladium mariscus, Carex hispida, el llantén de agua (Alisma lanceolata), etc. De otra manera, cuando el suelo está húmedo pero el nivel de agua fluctúa, aparecen los juncos, las mentas, y toda una serie de plantas resistentes a la temporalidad de su ecosistema.

Los ambientes húmedos propiciados por las fuentes, las bocas de cuevas subterráneas, las grietas de la roca más sombrías, e incluso los agujeros de las paredes de piedra seca de nuestras escarpadas montañas, constituyen un hábitat muy propicio para los helechos. Este mismo hábitat se recrea en este bancal para dar cabida a la mayoría de los helechos de las islas.

En Baleares existen 17 géneros de helechos repartidos en más de 40 especies, dentro de las cuales contamos con un número considerable de híbridos endémicos, formados precisamente en estos ambientes húmedos, frescos y muy drenados.

En el litoral arenoso baleárico, las playas y las pocas extensiones de dunas que nos quedan son acumulaciones de arena que se forman a causa de los sedimentos que el mar vierte en la costa y que posteriormente son transportados por el viento. Las plantas que viven en estos lugares se han adaptado, a lo largo de su evolución, a unas condiciones de extrema sequía, ya que el agua de lluvia se filtra rápidamente dentro del suelo arenoso.

La vegetación psamófila (psamos=arena y fila=amiga) se caracteriza por tener un porte rígido y espinoso, con hojas de aspecto blanquecino y con un gran desarrollo del sistema radicular que, por una parte, le sirve para fijarse entre la arena móvil y, por otra, para legar a los niveles más húmedo del suelo. Tal es el caso del cardo marino (Eryngium maritimum) o la campanilla de las dunas (Calystegia soldanela).

Des de la orilla del mar y hacia el interior, una vez traspasada la primera franja dunar, encontramos una vegetación más protegida por el viento y con un suelo mucho más rico en humus y nutrientes. Las especies son de porte más arbustivo y leñoso, como el torvisco blanco (Thymelaea velutina), o las estepas acompañadas de vegetación arbórea, como la sabina (Juniperus phoenicea) o el pino (Pinus halepensis), que en las colecciones hemos aprovechado para plantar la variedad ceciliae.

Flora de las Islas Canarias

La flora endémica de las Islas Canarias refleja la edad geológica de estas islas.

Fósiles de hojas y frutos encontrados en el Mediterráneo, también en las Baleares, concretamente en las montañas que envuelven el valle de Sóller, corresponden a una especie que actualmente solo se encuentra en las Islas Canaries, Madeira y Azores.  Estos fósiles datan de los periodos Mioceno y Plioceno de la época terciaria y tienen hasta ¡¡20 millones de años!!

En estos periodos la vegetación mediterránea era muy similar a las comunidades de bosques de laurisilva que actualmente quedan en Canarias.

Así, sabemos que muchas plantas de Canarias tienen su origen y parientes más próximos en el Mediterráneo. Por eso, en un jardín de conservación de la flora de islas mediterráneas y para entender mejor la complejidad de las relaciones biogeográficas de las especies que la forman, se hace indispensable integrar en el Jardín una pequeña muestra del que pudo ser, hace 20 millones de años, la flora de nuestras islas.

Las islas Canarias se encuentran en el océano Atlántico muy cerca del trópico de Cáncer y a más de 2.000 km de las Islas Baleares. Este archipiélago está formado por siete islas mayores de origen volcánico. Tienen un clima subtropical con pocas precipitaciones condicionadas por los vientos, destacando los alisios que son moderados pero constantes, que provocan con su condensación la conocida como mar de nubes. Estos factores, junto con la irrupción esporádica de fuertes precipitaciones y la accidentada orografía, determinan la existencia de una amplia variedad de microclimas que dan lugar a una gran variedad de hábitats con marcadas diferencias norte y sur.

El termino Macaronesia (Makaro=feliz, nesias=islas) significa “islas afortunadas” y hace referencia al conjunto de archipiélagos atlánticos (Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y cabo Verde) además de una pequeña parte del continente africano (sur de Marruecos y Sahara) donde también viven muchas especies estrechamente relacionadas i afines.

El archipiélago de Canarias es el de mayor riqueza florística, con unas 1.860 especies de las cuales 521 (un 28%) son endémicas.

Las islas Canarias se dividen en dos unidades fitogeográficas, las islas orientales (Lanzarote y Fuerteventura) i las occidentales (Gran canaria, Tenerife, la Gomera, el Hierro i la Palma). Las islas orientales son las más secas, mientras que las occidentales están más influenciadas por los vientos alisios, hecho que produce un amplio rango de microclimas que se manifiestan en el desarrollo de las diferentes zonas de vegetación. La colección de flora canaria que podéis ver en el JBS está distribuida en diferentes rocallas que representan os siguientes hábitats:

Piso basal (0-300 (400) metros s.n.m.)

Clima seco y cálido con una elevada insolación y escasa pluviometría. Comprende las comunidades de:

  • Litoral: especies que viven en suelos arenosos, y con influencia de la sal del mar.
  • Cardonal-tabaibal: comunidad de arbustos suculentos como los cardones (Euphorbia canariensis), las tabaibas (Euphorbia balsamífera y Euphorbia obtusifolia), el verode (Kleina neriifolia), el incienso salvaje (Artemisia thuscula) i el cornical (Periploca laevigata).
  • Bosque termófilo: constituye (a la web “Constitueix” comença en majúscula en lloc de minúscula) una franja de cosques de transición entre el piso basal y el piso montés superior de pinares y sabinares. Son especies de origen mediterráneo y norteafricano como Pistacia atlántica y Juniperus phoenicea o especies endémicas como la palmera canaria (Phoenix canariensis) y el draco (Dracaena draco).

Pis montés (400-1800 metros s.n.m.)

Orientación N y NE: clima húmedo y fresco, de carácter oceánico, donde se encuentran los bosques de:

  • Laurisilva: formación básicamente arbórea, perenne, sombría y termófila. Se caracteriza por 18 especies arbóreas que pueden superar los 20-30 m de altura y un estrato arbustivo más bien pobre constituido básicamente por helechos como Woodwardia radicans.
  • Fayal-brezal: se sitúa en zonas de transición entre la laurisilva y las formaciones de pinar. Se caracteriza por las especies típicas Myrica faya (faya), Ilex canariensis (acebiño), Erica arborea (brezo) y Erica scoparia subsp. platycodon (tejo) (a la web “subsp.” está en cursiva) entre otras.
  • Pinar: bosques de pino canario (Pinus canariensis) con un sotobosque de Cistus monspeliensis, Cistus symphytifolius y Chamaecytisus proliferus. Se sitúan en las vertientes sur, secas y soleadas.
  • Comunidades rupícolas: pertenecen a cualquiera de los pisos de vegetación. Son comunidades que bien en acantilados, barrancos y (a la web hi ha una coma en lloc d’una “i”) pendientes acentuadas de las montañas con superfícies fracturadas y lenas de fisuras, que generalmente son sombrías. Los grupos (a la web “Els grups” está en singular)más destacados dentro de esta comunidad son las familias Crassulaceae (Aeonium, Monanthes, Aichrysum, Greenovia) y Asteraceae (Sonchus).

Alta montaña (más de 2000 metros s.n.m.)

Clima seco y alta insolación, con fuertes oscilaciones térmicas. Las especies dominantes son la retama del Teide (Spartocytisus supranubius) i el codeso del pico (Adenocarpus viscosus). Asociados a estos matojos se encuentran otras especies como la hierba pajonera, Descurainia bourgaeana, el taginaste rojo del Teide, Echium wildpretii, o el alhedí del Teide, Erysimum scoparium.

Flora de otras islas mediterráneas.

Colección de flora de las islas del Mediterráneo y de sus áreas continentales de influencia con fuertes afinidades florísticas. Los países circunmediterráneos acogen unas 25.000 especies, casi la décima parte de la flora vascular mundial; el 63% de las cuales son endémicas. De los principales sistemas insulares del Mediterráneo, alrededor del 10% de las especies son endémicas, a veces exclusivas de una sola isla o en muchas ocasiones incluso exclusivas de poblaciones microareales con un pequeño nombre de individuos. Las mayores isas del Mediterráneo (Mallorca, Córcega, Cerdeña, Sicilia, Creta y Chipre) conservan una flora de mediados del Terciario rica en endemismos. Estas plantas bien adaptadas a su medio natural pueden sobrevivir si no se manipula su hábitat. La investigación sobre la diversidad de la flora mediterránea, su biología reproductiva, demografía y su cultivo., son disciplinas necesarias para conocer mejor como podemos protegerla.

En esta colección encontramos también algunas especies de áreas continentales de influencia mediterránea como Tetraclinis articulatan, Argania spinosa, entre otras.

Colecciones de plantas ornamentales para jardines mediterráneos

Este espacio está dedicado a una amplia variedad de colecciones de plantas ornamentales, especialmente aquellas que son útiles en jardinería mediterránea. Una de las colecciones más destacadas es la Colección Hans Heidersbach, que reúne especies originarias de otras regiones del mundo con clima mediterráneo, como Australia, Sudáfrica, California y Chile. Además, se encuentran otras colecciones importantes como la de cactus y suculentas, y una pieza de topiario de arrayán en forma del símbolo de la paz.

Entre los ejemplares vegetales más notables del jardín, destacan la nolina, el draco, la yuca picuda y un impresionante roble americano. Estos árboles centenarios, juntamente con las palmeras, que tienen más de 120 años, son verdadera joyas botánicas de este espacio.

Además de las plantas, el jardín también incluye diversos elementos ornamentales con gran valor histórico y cultural. Uno de los más destacados es el reloj de sol hecho con piedra viva, que no solo indica la hora solar verdadera, sino también las horas babilónicas, itálicas e, incluso, las lunares durante las noches de luna llena. A través de la rosa de los vientos y la veleta, se puede observar la dirección del viento dominante en cualquier momento.

Otros elementos singulares que se pueden encontrar en el jardín son una bota y un vagón minero, así como las bolas de un molino de trituración de carbón que formaba parte de la primera central eléctrica de Alcudia. Completan la escena una mola de molino de grano y el cuello de una cisterna mallorquina, que añaden una rica capa de historia a la experiencia de pasear por este jardín único.

Flora medicinal

La Tierra ha sido, a lo largo del tiempo, una fuente de recursos vegetales para sus habitantes. La interacción entre las plantas y los humanos está presente en todas las culturas, y des de las primeras civilizaciones, las personas han utilizado la biodiversidad a su abasto para satisfacer necesidades básicas como la alimentación, la cura de enfermedades, las fabricaciones de utensilios e incluso en rituales religiosos o mágicos.

Es por eso por lo que esta área incluye especies de diversos lugares del mundo, unidas por el hecho de ser útiles para la humanidad en el ámbito de la medicina y otros sectores relacionados. Muchas de estas especies contienen principios activos esenciales para la fabricación de medicamentos actuales. Algunas forman parte de la cultura popular, ya que han sido usadas por nuestros antepasados como remedios naturales.

La vida de las personas depende de las plantas. Cada especie tiene su valor; todas son singulares y únicas. Algunas son útiles ahora, mientras que otras lo pueden ser en el futuro.

Reserva genética de frutales y hortalizas de variedades locales

Reserva genética de frutales y hortalizas de variedades locales

Esta área está destinada a la conservación de la gran diversidad de variedades de frutales y hortalizas cultivadas tradicionalmente en Baleares, muchas de las cuales están en regresión a causa de su abandono.

Se conservan las principales variedades de cítricos cultivados en el valle de Sóller. También se encuentran colecciones de variedades de pereras, cerezos, ciruelos, albaricoqueros, viñas, melocotoneros y manzanos, todas de Baleares. En la zona del huerto, cada temporada se multiplican las variedades hortícolas, que se conservan en el banco de germoplasma.

Gracias a estas áreas de reserva genética, se desarrolla un programa de caracterización de todas las variedades, con el objetivo de darlas a conocer y difundir sus usos y posibilidades, fomentando así su cultivo. Se pretende contribuir a la conservación de estos recursos fitogenéticos autóctonos o tradicionales que están en peligro de extinción.

Además, este conjunto tiene un valor didáctico, ya que los visitantes pueden obtener información practica sobre la fruticultura y horticultura ecológicas y locales, adquiriendo conocimientos agrobiologicos sobre nuestras variedades.

“Conservamos la diversidad de las variedades autóctonas, pacientemente seleccionades por nuestros antepasados, si no queremos perder n valioso patrimonio natural y cultural”

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